Es un arte ancestral de canalización de energía universal a través de las manos, que fue redescubierto en Japón a finales del siglo XIX por el Sensei Mikao Usui y está basado en una antigua técnica tibetana de sanación.
La energía Reiki fluye de las manos del terapeuta o canal, actuando en todas las dimensiones del ser humano: físico, mental, emocional y espiritual, siendo un camino de sanación y desarrollo interior.
En distintas épocas, diferentes culturas lo han llamado con distintos nombres. Es el Chi de los chinos, el Prana de los hindúes, el Mana de los Kahunas de Hawai, el Poder Divino de los reyes antiguos, la energía sanadora de Hipócrates, o el Ka de los egipcios.
No es un substituto para el tratamiento médico, por el contrario, es complementario a cualquier sistema médico, es decir que toda persona que está en tratamiento y medicación debe continuar con la prescripción.
La terapia Reiki aumenta la habilidad natural del cuerpo para curarse; aumenta la vitalidad y la energía, mejora las funciones del cuerpo, aclara la mente, armoniza las emociones.